Como bien han explicado mis compañeras en su video, la imagen corporal es la representación mental que tiene cada persona sobre su propia aspecto físico. Es decir, es como la persona serbia sí misma o como se percibe cuando se mira en el Espejo y observa su reflejo. Por consiguiente, su visión propia nos tiene que ser basada en la realidad sino que puede estar distorsionada y ahí es cuando se crean distintos trastornos relacionados con la imagen y el físico.
Todos, sin excepción, alguna vez hemos comentado el físico de alguien ya sea de forma positiva o negativa.
Todos, sin excepción, hemos dado nuestra opinión a una persona acerca de su apariencia cuando nunca nos lo ha pedido.
El más mínimo comentario no sabemos cómo puede afectar y por ello como dice el refrán es mejor callarse y parecer tonto que abrir la boca y confirmar que se es tonto.
Lo que he aprendido con experiencia personal, es a no comentar absolutamente nada del cuerpo ajeno a no ser que una persona me pida una opinión particular y precisa acerca de lo que quiere que yo diga.
¿Sirve de algo decir a una persona que ha engordado? ¿Acaso no tiene espejos en su casa para poder observarlo por sí mismo que tenemos que comentárselo? ¿Somos nutricionistas o médicos para dictaminar cuando una persona está sana o no? ¿Crees qué ese chico no ha visto los granos en su rostro? ¿Crees qué esa chica no ha visto sus estrías?
Nuestro comentario, a pesar de no ir con malas intenciones, puede hundir esa persona a lo largo de un día o incluso lo largo de una vida.
He visto a personas no volver a ponerse un conjunto que les encantaba porque recibían comentarios desagradables acerca de él.
He visto a gente dejar de comer en restaurantes porque algún familiar les hacía un gesto haciendo referencia a que estaban abusando de la comida.
Esto se acrecienta con el uso de las redes sociales y de internet, pues se ha visto perfectamente cómo a una persona con más peso se le ha criticado con contundencia -pero refugiándose en "su preocupación por la salud" (quién eres tú para "preocuparte" por una persona que ni que van y te viene y que está contenta subiendo un vídeo o una foto a la red porque se ve bien)- pero no se avisa de lo perjudicial que es abusar de la comida basura a un chico o chica con una imagen física que se corresponde con los cánones de belleza.
Aunque no debemos culpar de esta Internet, la responsabilidad que estos actos recae sobre nosotros como sociedad e individuos. Durante mis años de la secundaria, sufrí acoso escolar por mi apariencia muy infantilizada y mi cuerpo extremadamente delgado. Ahí no tenía redes sociales, simplemente las personas disfrutamos mucho comentando (a veces con el objetivo de hacer daño) cosas que en realidad no nos deberían importar lo más mínimo.
Por supuesto que debemos aprender a querernos tal y como somos y a tomar medidas si nuestro físico supone riesgo para la salud, pero no debemos permitir que recaiga toda la responsabilidad en que determinadas personas aprendan a ser fuertes ignorando comentarios crueles. Como maestros también debemos poner el objetivo apuntando al origen de esas críticas y de ese acoso, mejorando la educación emocional, la tolerancia y el respeto por todos los individuos sean como sean.
Ese falso mito de que lo que no te mata te hace más fuerte, es una patraña insensible. El acoso que pasé durante años en la secundaria no me hizo más fuerte, de convirtió en un saco de carne repleto de traumas y con trastornos que debo trabajar con ayuda profesional.
Poner fin a los cánones de belleza y a los roles de género es esencial para crear una sociedad más justa y sana.
Así que podemos decir que dentro de la educación hay dos objetivos en relación a la imagen corporal:
- Mejorar la autoestima y la seguridad de nuestros estudiantes a través de distintas tácticas, metodologías educativas y actividades relacionadas con la salud mental y emocional.
- Educar en tolerancia y respeto por los demás a pesar de las diferencias, tomando medidas por aquellos que hagan daño intencionadamente a compañeros.
Y como consejo: pedir ayuda cuando te sientes mal no es un síntoma de debilidad. No tienes por qué ocultar los sentimientos o fingirlos. Hablar de cómo te encuentras con determinadas circunstancias puede ayudarte mucho y si no encuentras una figura de apoyo en tu entorno cercano, recuerda que siempre habrá profesionales dispuestos a escucharte a través de su teléfono de ayuda: 900 018 018